domingo, 9 de noviembre de 2014

10 estrategias para motivar a tus estudiantes

Como dijo el periodista Horace Greeley, “el maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío”.




Es ciertamente muy lógico que la base del aprendizaje sean las ganas de aprender cosas nuevas. Y, en ocasiones, ser capaz de motivar a los más pequeños debe implicar repensar la forma de dar clase, como muy acertadamente reflexiona un pequeño estudiante en este vídeo.

Quizá en un principio puede sonar un poco abrumador, y quizá no sabes muy bien por dónde empezar a cambiar las cosas. Es por eso que te traemos 10 estrategias que esperamos puedan orientarte en esta aventura. ¡Toma nota!:

Refuérzalos positivamente: Les será muy difícil creer en ellos mismos si no lo haces tú antes, por lo que además debes demostrárselo con cierta frecuencia. Recuerda que son ellos el centro de su aprendizaje, ¡dales el protagonismo que se merecen!

Utiliza diferentes metodologías: Ya que no todos los estudiantes responden de la misma forma, es importante ir mezclando la forma de trabajar para que todos puedan disfrutar con aquello que más les gusta. Actividades individuales, en equipo, investigaciones, juegos… ¡el límite lo pone tu imaginación!

Da feedback a tus alumnos: Es muy importante que les expliques dónde se han equivocado y cómo pueden mejorar para la siguiente ocasión, o pueden sentirse perdidos y perder la motivación pronto.

No tengas miedo a innovar: Aprovecha la fascinación de los más pequeños por las nuevas tecnologías y prueba diferentes herramientas TIC en tus clases, adaptándolas a sus necesidades y al tema a tratar.

Sé creativo en el uso del espacio: Cambia el escenario de vez en cuando, utilizando los diferentes espacios de la escuela o del entorno (patio, parque, biblioteca…) o cambiando de orden el mobiliario pueden ser geniales ideas para hacer las clases diferentes.

Marca objetivos alcanzables: Los retos que plantees deben de ser lo suficientemente difíciles como para que requieran un esfuerzo importante (¿conoces el término de ‘zona de confort’?),  pero lo suficientemente realistas como para que no acaben siempre en frustración.

Utiliza sus vivencias como recurso educativo: Relacionar los contenidos con la experiencia de tus estudiantes les permitirá ver la utilidad de lo que están aprendiendo, y les será mucho más sencillo retener los conocimientos sobre ello.

Sé cercano y atento: Trata a cada estudiante de forma personalizada, intentando dedicarles tiempo exclusivo para hablar con ellos sobre temas académicos o extraescolares.

Ayúdales a superar la frustración: Tus estudiantes necesitan apoyo para reconocer y superar la ansiedad y frustración. Por tu parte, analiza y estudia sus diferentes capacidades y adapta las tareas a ellas.

Haz de la curiosidad tu mejor herramienta: ¿Habías pensado alguna vez en empezar todas tus clases con una pregunta que llame la atención de tus estudiantes? Ésta es una forma de despertar su curiosidad por el tema, pero seguro que puedes encontrar otras muchas adaptadas a sus preferencias y características.


No hay comentarios:

Publicar un comentario